Cómo afrontar la visita al oncólog@
7 pasos a tener en cuenta para afrontar las visitas médicas en el proceso de cáncer
Esta entrada está dirigida especialmente a los familiares o seres queridos de pacientes con cáncer para prevenir el malestar psicológico excesivo. También te será de utilidad si tienes un diagnóstico oncológico, y además aquí puedes consultar 5 consejos para construir una experiencia psicológica saludable tras el cáncer.
Cuando estás inmerso en un proceso de enfermedad como es el cáncer las visitas al médico pasan a ser habituales. Pero no por eso dejas de sentir un vacío en el estómago y un nudo en la garganta cada vez que vas. Que tengáis que ir a menudo no es sinónimo de que sea fácil ni mucho menos agradable. Es normal, y poco podemos hacer porqué al médico hay que ir sí o sí, pero en lo que sí podemos ayudarte es en cómo afrontar dichas visitas para que sean útiles y a la vez lo menos traumáticas posible.
Lo que te proponemos a continuación es un guión que te puede servir más o menos para todas las visitas, pero está pensado especialmente para esas “importantes”: aquellas en las que está previsto que os den los resultados de una prueba o os informen de si ha funcionado el último tratamiento.
Adapta cada punto a tus necesidades y a las de tus familiares, puesto que cada persona es un mundo y cada enfermedad y cada momento necesita cosas distintas, pero a grandes rasgos:
1. Hablad juntos de lo que os preocupa
Un par de días antes de la visita siéntate con tus seres queridos y tomaros un café o una infusión. Apagad los móviles y el televisor por un momento y dedicad 15 minutos a hablar de qué os preocupa. Está bien saber qué esperáis cada uno de vosotros de la visita con el médico, y a la vez compartir sentimientos, miedos y dudas. Intentad ser sinceros porque a menudo tendemos a presuponer cosas que luego, cuando las hablamos, nos damos cuenta que tal vez no estaban tan claras.
2. Decidid qué queréis saber cada uno y qué no
Siguiendo con la conversación anterior, sed claros acerca de qué información estáis preparados para manejar cada uno de vosotros en este momento del proceso de diagnóstico o de tratamiento y sed consecuentes con ello.
Es lo que conocemos como concepto de verdad soportable.
Cada persona digiere diferente la información, y mientras hay quien quiere tener todas las cartas sobre la mesa para actuar en consecuencia, hay otro tipo de persona que prefiere ir viendo cómo evoluciona todo y vivir día a día.
No pasa nada. La clave aquí es el respeto, y sobre todo, tener muy presente que aunque tú, como ser querido del paciente, eres una pieza fundamental del proceso, el enfermo es él/ella, y mientras tenga capacidad de decidir, son sus opiniones y sus decisiones las que prevalecen por encima de todo.
Ahora bien, dicho esto también es cierto que si no estáis de acuerdo podéis pactar que después de la visita conjunta con el médico uno de los dos hable a solas con él/ella para pedirle la información que considere oportuna. Los médicos están acostumbrados a este tipo de situaciones y no les va a sorprender, y mucho menos si le contáis que es una decisión tomada de mutuo acuerdo.
La comunicación dentro de la familia en situación de cáncer es en ocasiones compleja. A veces, son los propios familiares los que tendemos a ocultar información a nuestro ser querido enfermo, pensando que así le ayudamos y evitamos sufrimiento. Es lo que conocemos como la conspiración del silencio. Si quieres más información sobre cómo gestionar esta situación te recomiendo éste artículo donde te explican con detalle que el paciente tiene derecho tanto a saber como a no saber y resume cómo abordar dicha situación.
3.Haced una lista con vuestras dudas y preguntas
¿Cuántas veces habéis vuelto del médico sin haber resuelto las dudas que os rondaban por la cabeza desde hacía semanas? Un montón, seguro.
Cuando estamos nerviosos nos colapsamos y parece que no somos capaces de pensar con claridad. Además, normalmente las visitas con el médico son tan intensas y a veces tan cortas que solo te da tiempo a escuchar lo que te está contando e intentar entenderlo (¡que no es poco!).
Para que esto no pase es fundamental hacer una lista con todo lo que le queráis preguntar. Os irá bien la conversación que hayáis tenido previamente porqué allí habréis hablado de muchas cosas importantes de las que os habrán surgido algunas dudas. Anotadlo todo en la lista y que no os dé vergüenza sacarla delante del médico, él/ella está ahí para ayudaros y estará encantado de responder a vuestras preguntas.
Un último consejo respecto a la lista… si podéis apuntárosla en el móvil o haced una foto del papel, ¡da muchísima rabia cuando te das cuenta que te has dejado la lista en casa!
4. Cógete el día libre
Sé que no puedes faltar al trabajo siempre que te gustaría, pero hay situaciones en las que es necesario. Cuando tengáis una visita “importante” procura no tener que ir con prisas. Es mejor si podéis salir antes de casa y tener tiempo para ir poco a poco, así si surge algún imprevisto en la carretera o os perdéis tendréis margen para solucionarlo sin agobios.
Tener el día libre también te permitirá gestionar mejor el momento “post-visita” en el que puede que tengáis un montón de información nueva que procesar o simplemente emociones que gestionar.
5. Daos un momento “reconfortante”
Si te has podido coger el día libre, aprovéchalo.
Después del mal rato que suponen las visitas al médico os merecéis un homenaje. Puede ser ir a tomar un té o un café en un lugar acogedor, comer un menú los dos juntos o dar un paseo tranquilamente por un lugar agradable que permita el relajamiento. Tanto si las noticias han sido buenas como si han sido malas, tener a continuación un momento reconfortante os ayudará a digerir mejor toda la información.
6. Hablad luego de cómo ha ido la visita y cómo os habéis sentido
Siguiendo un poco con el hilo de lo que te decíamos, procurad no salir de la visita y volver a casa o al trabajo. Invertid tiempo en vosotros y en hablar de cómo os habéis sentido, de qué os han dicho, de qué habéis entendido y qué no os ha quedado claro. No dejéis que el miedo y las dudas os gobiernen y las emociones se enquisten. Si tenéis que llorar llorad, y si lo único que os apetece es andar cogidos de la mano, hacedlo. Abrid vuestro corazón y compartid el cariño que sentís el uno por el otro.
7. Decidid conjuntamente qué pasos hay que seguir
Cuando hayáis salido de la visita parad un momento y pensad si hay que tomar decisiones importantes. Tal vez no, pero si hay que hacerlo es mejor afrontarlo con naturalidad. A lo mejor es el momento de hablar con el resto de la familia, de empezar a pensar en comprar una silla de ruedas o ir a mirar pelucas. Da vértigo, pero hay que hacerlo, y es mejor hacerlo juntos.
Ante el diagnóstico de cáncer de un ser querido es normal sentirse perdido y angustiado, por eso es fundamental que tú como familiar también te cuides para conseguir que todo fluya. Al final cada uno termina por diseñar su propio ritual sin darse cuenta. Evidentemente esto es solo una guía de consejos que puedes adaptar a tu momento vital y al de tu ser querido. Coge lo que sientas que os va a ir bien ahora mismo y guarda lo demás para otra ocasión. ¿Y vosotros, cómo afrontáis las visitas al médico?
Psicóloga
Gracias, Alex, tomamos nota.