Radiación y cáncer
Sabemos que algunos tipos de radiación pueden provocar cáncer. En este post os explicaremos qué es la radiación, qué tipos hay, y cómo evitar la exposición a estas radiaciones.
¿Qué es la radiación?
La radiación es la manera en la que la energía se propaga a través de medios materiales o a través del vacío en forma de partículas u ondas electromagnéticas.
Diferenciamos las radiaciones según la energía que transmiten. Principalmente distinguimos entre radiación ionizante y radiación no ionizante. Las radiaciones ionizantes transportan más energía que las no ionizantes como para que los átomos del material con el que interaccionan cedan o ganen electrones. En cambio, la radiación no ionizante no transmite suficiente energía como para causar este tipo de cambios, aunque puede causar otras reacciones químicas, inducir corrientes eléctricas y calentamiento (por ejemplo microondas).
¿Cuáles son las fuentes de radiación?
En nuestra vida diaria estamos rodeados de radiaciones ionizantes y no ionizantes, tanto de fuentes naturales como de fuentes artificiales (creadas por el hombre). Dentro de las fuentes naturales de radiación ionizante encontramos los minerales ricos en uranio u otros elementos radioactivos que provienen de la tierra, elementos radioactivos que se acumulan en ciertas plantas, y rayos cósmicos que proceden del espacio exterior. Ejemplos de fuentes naturales de radiaciones no ionizantes son el sol (radiación ultravioleta, luz visible, infrarroja, microondas, radiaciones de frecuencia radio) y el campo magnético de la tierra.
Por otra parte tenemos las fuentes artificiales, ya que, gracias a sus diversas propiedades, los dos tipos de radiación se emplean en muchísimas tecnologías: la radiación ionizante en aplicaciones que van desde las centrales nucleares a la radioterapia y las pruebas diagnósticas; la radiación no ionizante se usa en todos los dispositivos eléctricos y electrónicos, en telecomunicaciones y en tecnologías antirrobo. No obstante, en la vida cotidiana estamos expuestos a dosis muy bajas de radiaciones provenientes del uso de estas tecnologías, y cada país tiene regulaciones estrictas para que esta exposición no sobrepase los niveles considerados seguros.
Una erupción solar como esta produce radiaciones, algunas de las cuales llegan a la Tierra.
Fuente: http://pixabay.com/es/
¿Por qué algunos tipos de radiación pueden provocar cáncer?
Se sabe que la exposición de un ser humano a ciertas dosis de radiación ionizante puede provocar cambios irreparables en la estructura de su ADN, es decir, en los genes que controlan la función de las células, y por tanto provocar una serie de cambios que pueden dar lugar a un cáncer, como nos explicó Miren Taberna en su post. Por ahora no se ha mostrado efectos parecidos en el ADN ante la exposición al resto de las radiaciones no ionizantes. Entonces, ¿hay que evitar exposiciones a radiaciones ionizantes?
Aparte de las personas que trabajan directamente con fuentes de radiación o que viven en casas con un alto nivel de radón, normalmente no estamos expuestos a radiaciones ionizantes. Algunos procedimientos médicos emplean radiaciones ionizantes para diagnosticar o tratar enfermedades p.ej. exámenes por rayos X, tomografías (TAC) y radioterapia pero, en estos casos, el beneficio de poder llegar a un diagnóstico mediante una prueba de imagen o de conseguir curar un tumor en el caso del tratamiento mediante la radioterapia supera con creces el riesgo que generan estas pruebas.
Aparatos electrónicos que comunican a través de radiaciones no ionizantes.
Fuente: http://pixabay.com/es/
¿Deberíamos preocuparnos por la radiación no ionizante?
Aunque hay muchas nuevas fuentes de radiación no ionizante a nuestro alrededor, como son por ejemplo los móviles, Wi-Fi, microondas, etc., las dosis a las que nos exponemos normalmente son muy bajas. Por ahora no se han demostrado definitivamente efectos en la salud ante estas dosis tan bajas de exposición pero la falta de evidencia científica no significa que no haya efectos, y por eso los científicos siguen investigando potenciales asociaciones entre la exposición a este tipo de radiación y efectos en la salud. Con respecto a los móviles—que utilizan radiación no ionizante para comunicar con las antenas—aunque es poco probable que su uso tenga efectos sobre la salud, se pueden tomar unas sencillas precauciones con su uso mientras se obtienen más resultados de los estudios científicos. Algunas de las cosas que podemos hacer para reducir la exposición son enviar mensajes en vez de hablar, hablar con manos libres o altavoz, y hablar menos tiempo por teléfono o con menos frecuencia. En una futura entrada profundizaremos sobre las recomendaciones para reducir nuestra exposición a radiaciones no ionizantes y su eficacia.
Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental