Ada Lovelace y su muerte (ahora) prevenible

Ada Lovelace se considera la primera programadora informática de ordenadores. Nació en Londres en 1815 y su padre fue el poeta inglés Lord Byron. Ya desde una temprana edad se interesó por lo que hoy llamaríamos el antecesor del ordenador. Imaginaba un mundo en el que un ordenador no era una simple calculadora, sino que podía utilizarse para crear cosas más complejas como música, para resolver problemas complejos, y otros aspectos más creativos. Se adelantó tanto a su tiempo que ninguno de sus colegas entendía la importancia de aquel primer programa informático. Sin embargo, hoy en día las notas de Ada Lovelace se consideran muy importantes en la historia de la informática.

 

¿Sabías que murió en 1852, a los 36 años por un cáncer de cuello uterino?  (en este link o en éste puedes encontrar detalles de la vida de esta científica).

 

 

Ada Lovelace no pudo evitar el cáncer de cuello uterino. Nosotras sí.

 

 

Si Ada Lovelace hubiera nacido en nuestra época, podría haber evitado la muerte por este cáncer gracias a dos medidas:

  • Prevención primaria a través de la vacunación frente al virus del papiloma humano (VPH). Si Ada Lovelace se hubiese podido vacunar de niña frente al VPH, no habría desarrollado las lesiones precancerosas ni el cáncer cervical que estas vacunas evitan. Probablemente la infección por el VPH que contrajo, no hubiera transcendido y lo hubiera eliminado sin ni si quiera enterarse.  Pero imaginémonos que Ada hubiera sido un hombre en vez de una mujer. Si hubiera sido niño y sus padres le hubieran costeado la vacuna (ya que hoy en día en España todavía para los niños no entra dentro del calendario vacunal) se hubiera también beneficiado. La vacuna VPH actúa evitando otros tipos de cáncer como es el de pene, ano u orofaringe. Además, podría haber estado tranquilo ya que estas vacunas cuentan con un alto perfil de seguridad.

 

  • Prevención secundaria a través del cribado de cáncer de cuello uterino. En la época de Ada Lovelace aún no existían los programas de prevención, por lo que no tuvo la oportunidad de que le hiciesen una prueba de cribado  (citología, Pap, prueba del VPH). Si hubiera podido contar con esa opción, le hubiesen podido identificar las lesiones precancerosas que conducen a cáncer, que con toda seguridad padeció, y se las hubieran podido tratar a tiempo.

 

RAQUEL IBÁÑEZ Y LAURA COSTAS 

Unidad de Infecciones y Cáncer

Institut Català d’Oncologia

 

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